El último de los thaûrim es una excelente elección para regalar —o regalarte—, una lectura ideal tanto para aquellas personas aficionadas a la fantasía como para aquellas que se inician en el género. Su mezcla de fantasía y una problemática actual como es la enfermedad de Alzheimer hace de esta novelette una pieza muy interesante.
Cristina García Trufero, la autora de El último de los thaûrim

Cristina García Trufero es periodista. Además, trata de combinar su trabajo con su pasión por escribir, su blog y su canal de YouTube —ambos homónimos— , «Sumergidos entre libros».
Ha publicado varios escritos, como relatos en antologías como Refugiados, Retellings de cuentos o La isla del escritor. Los hijos de thaûrim es su primera novelette.
Si deseas conocer mejor a la autora, al final del artículo dejo el enlace a la entrevista que Meritxell Terón Paz realizó para Literup (en la propia página de la editorial).
Fantasía y realidad en El último de los thaûrim

La trama que plantea Cristina García Trufero en esta obra se basa en la relación de dos personajes, el noble Vaalir y su escudera Magog. Asimismo, la ambientación sigue los parámetros de la fantasía clásica, con bosques y una época que remite a la Edad Media, razas como elfos, vasallaje…
Sin embargo, la novelette ofrece mucho más, pues la autora retuerce algunas de estas convenciones y les da un nuevo significado —como mostrar actitudes racistas por motivos tan absurdos como el color del pelo—.
Pero, sobre todo, la originalidad principal viene de la mano del Proyecto Válidas, una iniciativa de la editorial Literup. Así, Vaalir es víctima del humo, elemento mágico que simboliza la enfermedad del Alzheimer y, por otra parte, Magog ha perdido un brazo.
Uno de los aspectos que más me ha fascinado —y horrorizado, al mismo tiempo— es la evolución de Vaalir, cómo la enfermedad lo va transformando, sus pérdidas de memoria, sus cambios de humor, sus reacciones al no saber dónde está o incluso quién es. Es una situación angustiosa, de la que sabes que no se puede escapar y se percibe claramente que la autora conoce de cerca el Alzheimer —la desgracia de haber sufrido la enfermedad en un familiar cercano confiere a la novelette esa sensación de realidad—.
Y junto a ello, la actitud de la protagonista, Magog, trasunto de la autora. Como lectora he percibido esa angustia de quien cuida de un familiar aquejado por el Alzheimer, que se frustra, que tiene miedo… Algo que nos puede pasar a nosotros y con lo cual empatizas.
Precisamente hace unas semanas vino una representante de la Fundación Pascual Maragall al instituto y estuvimos hablando durante casi una hora. Y me comentó cómo, además de investigar sobre esta lacra que es el Alzheimer, en busca de una cura, ofrecen apoyo psicológico a los familiares, víctimas también de los efectos de la enfermedad.
Yo les di todo mi apoyo a través de una aportación regular, pues todos podemos vernos en una situación similar. Iniciativas como Proyecto Válidas u organizaciones como la Fundación Pascual Maragall son muy necesarias. Y todos podemos aportar nuestro granito de arena.
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