La novela gráfica Llamadlas brujas, de Gemma Camblor y Esther Gili, es una verdadera delicia, tanto a nivel estético como de contenido. En este sentido, la obra reivindica a las mujeres tradicionalmente repudiadas por la sociedad y consideradas como brujas. Mujeres empoderadas que no se acoplaban a los estrictos cánones sociales.
Pero, además, Llamadlas brujas nos traslada a todo tipo de sociedades, épocas y lugares: sociedades rurales muy tradicionales, donde las supersticiones y leyendas predominan; mundos nórdicos con incursiones marítimas y saqueos; el barrio londinense del Soho a principios del siglo XX; la España renacentista; e, incluso, la cultura tribal africana o la esquimal.
De este modo, cada vez que pasas la página es como si viajaras alrededor del mundo y a través del tiempo. Y en todas estas historias hallarás mujeres independientes, guerreras, inteligentes, capaces de amar y mantener unos fuertes lazos de sororidad a pesar del rechazo de la sociedad.
A continuación, tienes los principales aspectos que destacamos sobre Llamadlas brujas:
- Las mentes creadoras de Llamadlas brujas: la autora Gemma Camblor y la ilustradora Esther Gili
- Reivindicación del amor lésbico frente al rechazo de la sociedad
- La mujer y el poder de la Naturaleza en Llamadlas brujas#mujer-gobernante
- Duelo de mujeres empoderadas
- El corazón de la pitonisa
- La mujer gobernante en Llamadlas brujas
- La venganza femenina ante la violencia de género
Pero antes de empezar, aquí te dejo varios enlaces sobre obras y autoras de fantasía femenistas que te pueden interesar:
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Ahora sí, veamos esa reivindicación feminista en la novela gráfica de Llamadlas brujas, de Gemma Camblor y Esther Gili:
Las mentes creadoras de Llamadlas brujas: la autora Gemma Camblor y la ilustradora Esther Gili

La asturiana Gemma Camblor es la escritora en este tándem mientras que Esther Gili es la mano creadora de las ilustraciones. Llevan trabajando juntas durante años y eso se nota, ya que el resultado es muy gratificante. Intentaré explicar por qué.
Llamadlas brujas se divide en seis secciones, cinco relatos más extensos y un último apartado con relatos más breves. Y, como lectora, cada vez que pasaba de página me encontraba con el relato escrito de Gemma Camblor enmarcado por las imágenes realizadas por Esther Gili. Y, en mi modesta opinión, ambas se complementan a la perfección pues cada una suma a la historia y me transportan a ese mundo creado.
Fruto de esta colaboración a cuatro manos entre Gemma Camblor y Esther Gili destacaría otra novela gráfica feminista, El legado de Catherine Elliot, publicada también en Lunwerg Editores. No la he leído aún pero ya la tengo en mi lista de pendientes.
Por otra parte, la ilustradora Esther Gili ha colaborado con otras autoras y autores como Magela Ronda, Susanna Isern o David Aceituno. Tienes más información al respecto al final del artículo.
Reivindicación del amor lésbico frente al rechazo de la sociedad

El relato inicial de Llamadlas brujas, «Las malas hierbas», nos habla del prototipo de mujer tradicionalmente considerada bruja: experta en medicina natural, que ayuda a sus vecinas y vecinos pero es temida y rechazada por ellos.
Además de esto, y por no destripar mucho, esta historia nos habla de una familia atípica en la concepción heteropatriarcal, dos mujeres como pareja y madre e hija. Si quieres saber más, léelo.
La mujer y el poder de la Naturaleza en Llamadlas brujas

El relato de «La vieya», ‘vieja’ en gallego, nos traslada al mundo de las leyendas y las supersticiones tan típicas en sociedades antiguas y fundamentalmente agrarias. De hecho, los protagonistas son unos jóvenes primos que, tras las faenas diarias en el campo, se sientan para contar la leyenda de esta misteriosa anciana capaz de controlar el tiempo y la Naturaleza.
Una historia muy bonita.
Duelo de mujeres empoderadas

En la historia «El canto del hielo» nos situamos en una época medieval en la que la joven nórdica Liv es una guerrera veloz y ágil que ha perdido a lo que más quiere. Como contrapunto, la bruja Notcire representa la oscuridad y maldad. Aparentemente, le ofrece su ayuda de manera desinteresada pero Liv no se fía.
De hecho, la joven tendrá que tomar una decisión moral muy complicada si quiere recuperar al ser querido. Y, asimismo, esta relación entre Liv y Notcire sigue la estructura típica de los cuentos, puesto que ambas se ven en tres ocasiones distintas.
Finalmente, he de decir que me ha encantado el contraste visual entre luz y oscuridad, noche y día, dicotomías que reflejan a cada una de las protagonistas: la malvada bruja Notcire y la joven guerrera Liv.
El corazón de la pitonisa

Tras la historia de hielo, tenemos un nuevo contraste ya que «La buenaventura» nos ubica en el Soho de 1912 donde el esoterismo de madame Odile se opone a la sobriedad del inspector White. Este trata de capturar a una problemática timadora a la que persigue hace tiempo.
En esta ocasión, ambos personajes, tan opuestos entre sí, me han agradado y he empatizado con ellos, a pesar de ser tan diferentes. Y, además, madame Odile me ha conquistado porque tras esa fachada más estrambótica se esconde una mujer cansada y con corazón.
Por otro lado, el relato hace mención a un triste acontecimiento histórico ocurrido en Londres el 18 de noviembre de 1910, el Viernes Negro: durante una de las manifestaciones sufragistas por el derecho al voto, la carga policial fue tremendamente dura y la opinión pública quedó espantada al ver las imágenes de la brutalidad policial. Más abajo tienes más información al respecto.
La venganza femenina ante la violencia de género

«La bruja del agua» es uno de los relatos más reivindicativos de Llamadlas brujas. Las dos artistas, Gemma Camblor y Esther Gili, nos plantean un matrimonio concertado en el que el hombre solo se preocupa por tener descendencia y, al no tenerla, echa la culpa a su joven esposa y la mata.
Pero a partir de ahí el relato cobra una fuerza tremenda, ya que la víctima se transformará en verdugo y se empoderará a partir de un «nosotras» y los poderes mágicos que adquiere. Y hasta aquí puedo leer.
La mujer gobernante en Llamadlas brujas

Como te comentaba al principio, la última sección de Llamadlas brujas es un poco diferente al resto. En esta ocasión, Gemma Camblor y Esther Gili nos presentan cinco historias breves, en las que conoceremos a la africana Abatwa —el espíritu del bosque—, a Lady Úrsula —capaz de transformar a los hombres en animales como hacía Circe—, al personaje trans y esquimal Kallik —y a su diosa Sedna—, a doña Mariana de Sotomayor —la renacentista colecionista de horas— y a las Catalinas —tres hermanas temidas por todo el pueblo—.
En definitiva, que gracias a Llamadlas brujas de Gemma Camblor y Esther Gili podemos disfrutar de diversos lugares y épocas, personajes LGTBI y, sobre todo, mujeres tradicionalmente denostadas por ser independientes y no seguir los parámetros de una sociedad heteropatriarcal cerrada y nada flexible.
Hasta aquí el artículo de hoy dedicado a la novela gráfica Llamadlas brujas, de Gemma Camblor y Esther Gili, una obra fascinante que disfrutarás muchísimo. Si te ha gustado, comparte en redes.
Enlaces interesantes:
Aquí tienes la novela gráfica Llamadlas brujas, de Gemma Camblor y Esther Gili, disponible en tapa dura y en ebook.
El legado de Catherine Elliot es otra novela gráfica a cuatro manos de Gemma Camblor y Esther Gili.
Página web de Esther Gili, con acceso a sus obras (láminas, cómics) y colaboraciones con autores y autoras (novelas gráficas).
Si quieres saber más sobre el sufragismo y el Viernes Negro, puedes leer el artículo de National Geographic Sufragistas: la lucha por el voto femenino.